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diumenge, 19 de setembre del 2010

Adéu José Antonio.

Aquesta matinada ha mort a Zaragoza, la ciutat en la que va néixer al març de 1.935, José Antonio Labordeta. Professor, escriptor, cantautor, polític, presentador de TV... i un enamorat de la seva terra: Aragón.
Qui no s'ha emocionat alguna vegada escoltant les cançons de José Antonio o amb les descobertes del programa Un país en la mochila?
El passat mes de maig va publicar el seu últim llibre: "Regular, gracias a Dios. Memorias compartidas.". En aquestes memòries recorda la seva infància, l'estada a Teruel , la vida com a cantautor, les experiències viscudes amb Un país en la mochila, ... Ens parla sense sentimentalismes de la malaltia que ha acabat amb la seva vida. La dedicatòria del llibre és prou clara: " A todo el personal sanitario del Hospital Miguel Servet de Zaragoza. Con cariño y respeto a todos los de la planta octava de Oncologia"

Ara que tot és políticament correcte i que la majoria no diu el que pensa, llegir o escoltar a Labordeta és tot un luxe. Un tastet, a la pàgina 17 ens explica els moments immediatament posteriors a la conversa en la que el metge li explica que està greument malalt:

Aquella mañana mi mujer y yo abandonamos el Ramón y Cajal con la sensación de que habían sucedido muchas cosas, pero sin entender muy bien la dimensión de esas cosas.
- Me voy hacia casa - me dijo Juana -. Mi madre estará de los nervios.
Por aquel entonces mi suegra tenía noventa y siete años y estaba en un estado bastante delicado, debido a una demencia senil obsesiva, que a punto estuvo de volvernos locos.
- Yo prefiero ir a tomar un café- le dije, y ella me besó. Hacia años que no me daba un beso en mitad de la calle.
Mis pasos se dirigieron hacia el café Levante, para mí el más hermoso de Zaragoza, y finalmente opté por un pincho de tortilla y una caña. En el Levante siempre me he encontrado muy a gusto y aquel día quería un sitio de esos de toda la vida. Me quedé en la barra, atrapado por el reflejo de las vidrieras y colgado en alguna de las fotografías de sus paredes,y pensé que la vida valía la pena, a pesar de este nuevo compañero de viaje del que apenas sabía nada.
- ¿ Cómo va la salud, Labordeta ?- me preguntó un asiduo del Levante.
- Regular, gracias a Dios - le dije, y di un sorbo a la cerveza.
Me supo magnífica.
Adéu José Antonio.
Atentament
Senyor i

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